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sábado, 7 de mayo de 2016

La Casa Mal Iluminada

Hace no mucho, a finales del mes de abril de este año 2016, tuvo lugar en Madrid el evento llamado «Ciencia en Redes», un encuentro de periodistas, investigadores, comunicadores, museógrafos, docentes, profesores e instituciones y empresas dedicadas a la ciencia y el I+D+i.

Estas jornadas fueron en La Casa Encendida, en la capital española, y resultaron todo un éxito, tanto que ya se está planeando la siguiente edición para el año 2017.

La Casa Encendida es un Centro Social y Cultural dependiente de la Fundación Montemadrid, que se define como «abierto y dinámico, en el que se dan cita desde las expresiones artísticas más vanguardistas, a cursos y talleres sobre áreas como medio ambiente o solidaridad». Es por tanto coherente que en un lugar que destina parte de su misión a la cultura tenga lugar un evento como «Ciencia en Redes».


Lo que no parece tan coherente es que en ese mismo espacio, y apenas una semana más tarde, en este mismo lugar le abran las puertas a alguien que afirma que con la planta Kalanchoe puede curar el cáncer —y ni siquiera especifica cuál—, a pesar de que esto es rotundamente falso, por mucho que le pese a Jarabe de Palo.. Claro, que quien te lo dice se cuida de tener sus macetas de espinazo del diablo a la entrada para que puedas abastecerte de la tóxica plantita.

Tampoco parece coherente que bajo el nombre «Centro Social y Cultural» llegue alguien y empiece a decir que con las hojas de Stevia rebaudiana se cura la diabetes, y por supuesto te vende la hierbecita en cómodas bolsas, a pesar de que no está autorizada para el consumo humano.

Eso tiene tanto sentido como que llegase a un sitio así cualquier vendedor de humo que niegue la existencia del VIH y del virus de la hepatitis c, o a quien te recomienda beber lejía para curarte de... de lo que sea, o le des a tu hijo epiléptico marihuana, o en resumen, a alguien que difunda y divulgue todos estos peligrosos dislates de corte claramente anticientífico.

Tanto sentido como que un centro en cuya definición aparece la palabra "solidaridad" abra sus puertas a alguien que fomenta la estúpida y egoista práctica de negar la vacunación.

Que un centro que se subtitula con términos como "cultura" y "educación" y que aloja eventos relacionados con la ciencia, la salud y la solidaridad reciba a semejante personaje es, por una parte, un insulto. Un insulto a cualquiera que aprecie de forma alguna la palabra "cultura". Un insulto a miles de profesionales de la ciencia y de la salud que día a día se parten los cuernos en buscar soluciones reales a enfermedades que son francamente graves. Un insulto a todos los enfermos, a los cuales trata como a estúpidos manipulables, cuando en muchos casos no son sino personas desesperadas que se agarrarían a cualquier atisbo de esperanza por vana que sea.

Pero también es un ataque directo a la salud pública. Que un centro que ha recibido prestigio y renombre a razón de las charlas y eventos que ha acogido durante años, de repente abra sus puertas a este vendedor de aceite de serpiente es un ataque con un arma de doble filo. En primer lugar, la gente asume que lo que se va a decir ahí servirá para algo, porque al fin y al cabo, siempre se han hecho cosas muy interesantes; y en el otro filo, concede al bastardo malnacido un halo de credibilidad de cara a futuros eventos. Con una sola persona que se crea las estulticias que este cagabandurrias ha ido dispersando, es ya un desastre: esa persona va a poner, sin saberlo, en riesgo su propia vida y la de las personas que le rodean. Y eso es catastrófico. Los problemas de salud pública que pueden surgir —y que de hecho surgen— de gentuza de esta calaña nos afectan a todos.

Y también es un insulto, por parte de quienes permiten y perpretan semejante despropósito, contra mi y contra los divulgadores y comunicadores que sin cobrar, sin ganar nada, de forma completamente altruista divulgamos la ciencia y la realidad empírica demostrada, en cualquier campo, pero en mi caso, hablando de plantas medicinales. No sin motivo he estado, últimamente, divulgando en Desgranando Ciencia, en La Buhardilla y en Ciencia en "Bulebar".

Parece, dadas las circunstancias, un completo disparate propio de una sociedad analfabeta en cuestiones de salud y ciencia, que semejante zicuécano robacandados se presente en un centro cultural y social de esta naturaleza. ¿verdad?

Pues si es así, no cabe duda; vivo en una sociedad analfabeta en cuestiones de salud y ciencia.

El día 5 de mayo de 2016, sucedió. Ocurrió. Y ante la lluvia de críticas en Twitter, la Casa Encendida decidió responder con esta joya.


Y yo me pregunto si también darían cabida a una charla divulgando la homofobia, el racismo, la misoginia o el nazismo.

Desde luego, de lo que no me cabe ninguna duda es de que la Casa Encendida, este jueves 5 de mayo se ha apagado. Ya no está encendida. Ya no es una casa que proporciona luz propia. Ahora esa casa se ha llenado de "iluminados".

Tal y como dice el artículo de ARP/SAPC: Gracias por nada.

Damas y caballeros, bienvenidos a la Casa Mal Iluminada.

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Ten siempre en cuenta que en esta casa se siguen unas normas básicas del debate. Si no cumples con esas normas se considerará que no estás debatiendo y serás tratado como un troll.


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