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lunes, 6 de enero de 2014

De caza

Antes que nada, feliz año.

Últimamente he encontrado una conversación recurrente en diferentes círculos de amigos y conocidos. Personas amantes de los animales que se sienten indignadas a partir de esta noticia o aquél suceso, y que terminan llegando a una conclusión prácticamente común en todos los casos.

«La caza debería estar prohibida»
«Esos hijos de puta se creen que están por encima de los animales que cazan»
«La caza es una actividad puramente destructiva y solo busca generar dinero y divertirse a costa de la muerte de un animal»
 Etcétera.
Hay algunos que han entendido la postura que he intentado mostrar. Y hay otros que no lo han hecho. La principal diferencia entre unos y otros está en el origen de su base argumental. Mientras que algunos aceptan una lógica basada en la evidencia, otros mantienen un dogma. Es como todo.

Pero vamos a ir por partes, porque es un tema delicado.

¿Es la caza una actividad destructiva?


Un cazador arquero.
Depende.

Forma parte de esas cosas que la gente tiende a agrupar en blanco o en negro, sin ni siquiera pararse a pensar que puede que haya una escala de grises en medio. Es lo que se conoce como una falsa dicotomía.

La caza es una actividad que, básicamente, se compone de una salida al campo en la que que una o varias personas, ayudados por animales y/o herramientas, capturan o abaten a uno o varios animales.

De acuerdo.

Tenemos que analizar una cosa muy importante en ese contexto. ¿Por qué abaten a ese o esos animales?

Pueden existir varios motivos, y puede que una sola persona tenga varios de esos motivos a la vez.

  1. Por diversión. Para mi personalmente, nunca será aceptable una actividad cinegética si éste es su motivo principal.
  2. Para la obtención de alimento. Solo considero aceptable este motivo, si es por necesidad. En este aspecto concreto, además, dependerá de la especie. No es lo mismo un conejo que un lince, entendámonos.
  3. «Ese lobo se comió mis ovejas». Si colocas un rebaño en el territorio natural de un lobo, no es sorprendente que el lobo agradezca semejante manjar. Es tremendamente injusto matar a ese animal, que no sabe comunicarse contigo, ni entiende el concepto de propiedad, solo porque ha cazado y se ha alimentado de unos animales que están en su territorio. Me meto en la cabeza del lobo, y pienso... «¿Por qué no iba a comérmelos? Si están en mi territorio, y yo estaba aquí antes que tú».
  4. Por control cinegético. Este motivo eclipsa a todos los demás. ¿Por qué razón? Porque la diversión es subjetiva. Porque la obtención de alimento, o la venganza, son beneficios personales y particulares. Y este motivo es en favor de un bien mayor que el de la persona individual, y mayor que el del animal cazado. Y es un motivo objetivo, amparado de forma científica.

¿Qué es el control cinegético?


Primero un poco de historia.

Recreación de dos H.erectus con su cena
Desde antes de que existieran las grandes ciudades, el ser humano ha cazado. Somos cazadores desde mucho antes de que seamos Homo sapiens. Homo erectus ya cazaba. Cazaba por necesidad. Las proteínas obtenidas de la carne nos permitieron ser más grandes, más fuertes, y alimentaron a nuestro cerebro para convertirlo en la máquina de pensar que tenemos ahora mismo; probablemente una de las especies más inteligentes del planeta —aunque mantengo ese matiz de probabilidad, ya que no es algo que de momento se pueda demostrar—. 

Como hemos visto, hoy en día, eso de cazar para obtener alimento no tiene por qué ser un motivo aceptable. 

Pero un invento nuestro —este ya sí, de los Homo sapiens más modernos, con no más de 10 000 años de antigüedad— llamado agricultura hizo que empezáramos a modificar el terreno en el que vivíamos. Dejamos de ser cazadores y recolectores, y comenzamos a cultivar. E inmediatamente después, nos comenzamos a asociar con especies de animales salvajes, y las modificamos, igual que hicimos con las plantas, para que cumplieran con nuestras necesidades de forma más precisa. Eso se conoce como ganadería.

Hoy en día, tan extendidas están tanto la agricultura como la ganadería, y así también la piscicultura, que raros son los alimentos que no procedan de ese origen —y con excepción de la pesca en alta mar, son además minoritarios en la dieta de la persona de a pie en el mundo desarrollado—; Tan solo las setas, los frutos del bosque y los reductos de caza es lo que queda, junto con aquella pesca, sin modificar por el ser humano.

Pero esas técnicas —ganadería y agricultura— tienen unas necesidades. Y la más importante en el tema que estamos tratando, es el espacio. Cuanto más avanzamos en biotecnología, sobre todo en cuanto a agricultura, mejor solucionamos ese problema. Pero cuanta más gente vive en el planeta, más espacio es necesario para llevar a cabo estas tareas. Eso hace que le robemos más y más espacio a los ecosistemas naturales. ¿Y eso es bueno o es malo? Pues depende. Para nosotros es necesario. Para la naturaleza, de forma inmediata, es negativo. Pero si la humanidad se extinguiera de pronto, de aquí a dos mil años todo volvería a la normalidad. Es desastroso, sí, pero también puntual. Si miramos el mundo desde una perspectiva del tiempo geológico, sería una breve mancha en miles de millones de años de historia de la evolución.

Pero me estoy desviando del tema.

Estas técnicas, como hemos visto, requieren espacio. Espacio que, de otro modo, estaría ocupado por ecosistemas naturales. Estamos artificializando esos ecosistemas, rompiendo los equilibrios.

Y luego hay un segundo problema. Durante siglos, la caza —una caza de miles de años, descontrolada, en ocasiones indiscriminada, e incluso devastadora— ha eliminado gran parte de la fauna. Y el mayor problema no es que se haya eliminado la fauna, sino de qué modo se ha hecho.

La ecología de la caza



Ejemplo de pirámide trófica
En toda pirámide trófica se puede observar que los productores son mucho más abundantes que los consumidores primarios —los herbívoros—, y éstos son mucho más que los consumidores secundarios —carnívoros—... y así. Aunque es un dato que varía puntualmente en cada ecosistema particular, podemos decir que la abundancia de los carnívoros es aproximadamente equivalente al 10% de la abundancia de los herbívoros. Es decir, que hay diez veces más herbívoros que carnívoros.

En datos hipotéticos, si hay 1000 unidades de consumo herbívoras en un ecosistema dado —suele medirse en términos de biomasa, pero nos quedaremos con esto para que sea más sencillo—, habrá 100 unidades de consumo carnívoras. 



Típica gráfica de relaciones 
depredador-presa según el modelo de 
Lotka-Volterra.  Nótese la diferencia en las 
escalas y el retraso de los picos del depredador
respecto de los de la presa.
Si cazamos al 5% de los herbívoros, y al 5% de los carnívoros, nos encontramos con que nos quedan 950 unidades herbívoras y 95 unidades carnívoras. Y eso está relativamente bien, porque se sigue manteniendo la proporción. Siguiendo la típica gráfica de depredador-presa en el tiempo, los depredadores caen en la misma medida que las presas y eso hace que se mantengan en el equilibrio. Cuando el ciclo de las presas vuelva al punto de máxima abundancia, dispondrán de más alimento que de costumbre y con menos depredadores de lo normal, y podrán reproducirse con mayor eficiencia; cuando lo hagan los carnívoros, dispondrán de más comida y también podrán reproducirse más, y volverán a su ciclo normal. Esa caza es una caza muy bien integrada en el ecosistema.

¿Qué pasa si año a año cazo de ese modo? Que generarás un nuevo equilibrio sobre las poblaciones, que se verá reflejado en una muestra de población inferior a la habitual. Cuando cese la presión cinegética, la recuperación del equilibrio es muy rápida y sencilla.

En ese caso, estamos actuando como especie externa, como actuaría una perturbación natural, afectando a todos los animales por igual, y manteniendo los equilibrios naturales.

¿Y si cazamos al 10% de los herbívoros, pero no tocamos a los carnívoros o cazamos muy muy pocos? en ese caso, estamos alterando el equilibrio de depredador-presa, y nos estamos incluyendo a nosotros mismos en la gráfica, en la posición de cazador. No estamos manteniendo el mismo equilibrio desplazado, como en el caso anterior, sino que estamos forzando al ecosistema a encontrar un nuevo equilibrio. ¿Y lo encuentra? Pues sí. Siempre que la caza no sea masiva, obviamente, la disminución del número de herbívoros hará que descienda el número de carnívoros por escasez de alimentos. Si la presión humana es constante sobre las presas, el sistema se reorganiza en busca de un nuevo equilibrio, y nosotros formaremos parte del equilibrio. Nosotros seremos competidores con los depredadores.

Y si en ese caso, dejamos de aplicar la presión cinegética, el resultado es semejante al anterior. Volverán a un equilibrio.

Pero, ¿y si la presión sobre los carnívoros es mucho mayor que la presión sobre los herbívoros? Por ejemplo, atacar de manera asimétrica, eliminando 50 herbívoros y 50 carnívoros (siendo que el número total de herbívoros es muy superior en el ecosistema). Nos deja la población inicial de 1000H - 100C en 950H - 50C.

Ese caso es bastante distinto, pues como vemos la población de carnívoros es muy inferior. Si eliminamos muchos carnívoros y muy pocos herbívoros, estarás causando un efecto de superpoblación de herbívoros, desestabilizando absolutamente el ecosistema. Esto se ve afectado en mayor medida por el retraso relativo de los ciclos de predadores respecto a las presas, como ilustra la gráfica. Si mantienes una presión cinegética sobre los cazadores, los pocos que queden necesitarán mucha suerte para encontrarse y reproducirse, y muchos se desplazarán, y directamente se marcharán de ese ecosistema o se extinguirán. Los depredadores no han evolucionado para comportarse como presas; sus estrategias vitales son de cazadores. Convertir a un depredador en presa es fatal para él.

¿Y qué pasa si los depredadores desaparecen? Que las presas se convierten en plaga. Y una superpoblación de herbívoros solo consigue una cosa: diezmar las poblaciones de vegetales, y desestabilizar completamente todo el ecosistema. Un desastre natural que tarda muchos cientos de años en repararse.

Ah, sí, y que los agricultores se ponen a llorar, claro.

Incluso cesando la caza sobre los depredadores, no será hasta muchos años más tarde que los carnívoros "vuelvan a ser lo que eran antes" y se restablezca el equilibrio en el ecosistema.

Hasta entonces pasará algo similar a lo que ocurrió, por ejemplo, con el sonado caso de los conejos en Australia. O el caso de los lobos de Yellowstone.

Y el verdadero problema, al menos en España (ignoro cuál es la situación en otros lugares) es que se ha abusado de la caza o muerte de depredadores —lobos (Canis lupus) cazados por venganza; el oso pardo (Ursus arctos) a las puertas de la extinción; el lince (Lynx pardinus) y su precioso pelaje, en peligro crítico; aves rapaces y sus malas experiencias con los cables de alta tensión...— y ha sido el propio ser humano el que ha generado dicho desequilibrio.

Y quien rompe paga, ¿no?

¿Y qué solución hay para esto?


Hay una solución. Aquel punto 4 que puse al principio del artículo.

Siempre y cuando se realice desde un ámbito de un estudio ecológico serio, un análisis científico de la población de cada animal y la distancia del ecosistema al equilibrio, podrá llevarse a cabo un control cinegético. Esto es. En un ambiente ideal, en el que la ciencia predominara sobre las creencias, las supersticiones y los dogmas, se autorizaría la caza de determinadas especies en épocas concretas y con un máximo de ejemplares a extraer, con el fin de hacer la función de control de población que de forma natural haría el depredador que falta; manteniendo así un equilibrio temporal denominado equilibrio cinegético.

Sencilla red trófica de un
ecosistema acuático
Si se realizara —fijaos que la frase está en condicional— de forma correcta, una técnica de control cinegético eliminaría el riesgo de superpoblación de herbívoros, y permitiría al ecosistema, año a año, volver a alcanzar su equilibrio natural, según los depredadores vayan volviendo o se vayan reproduciendo.

Lo que he explicado aquí de forma relativamente sencilla —he intentado que fuera lo más sencillo posible, pero los aspectos ecológicos en ocasiones son difíciles de comprender y de explicar— en realidad no es tan sencillo. Un ecosistema no es algo tan simple como una pirámide con cuatro pisos. En realidad, el comportamiento de los ecosistemas es más como una compleja red de hilos y nudos que se enredan y entrelazan de forma irregular, y todas esas complejas relaciones han de tenerse siempre en cuenta.

El asunto del control cinegético es que no es una solución permanente, sino temporal. Estos mecanismos deben acompañarse con otras formas de medida de conservación, y deben realizarse de manera estricta y bajo control de modelos científicos serios. Y a medida que el ecosistema se vaya recuperando, a medida que los depredadores vayan volviendo y los equilibrios se vayan restableciendo, a medida que la estructura del ecosistema vaya reconstruyéndose, la necesidad del control cinegético desaparece, con lo que, si las cosas se hacen bien, la figura del cazador, a la larga, deja de ser necesaria. 

Y la pregunta que lanzo en este punto es: ¿a cuántos cazadores conocéis que se muevan porque sea necesario mantener un control cinegético y no por cualquiera de los otros tres motivos antes expuestos? ¿A cuántos cazadores conocéis que antes de salir a cazar, revisen los censos poblacionales y los análisis científicos y técnicos para saber cuántos animales como máximo deberían cazar y de qué especie en cada caso —y digo "deberían" y no "pueden" ni "tienen permiso para", porque recordemos, la motivación es el control cinegético y no la caza por placer o venganza—?

¿Cuántos cazadores cazan motivados por la razón puramente ecológica del control cinegético, en comparación con cuántos cazan por venganza o por diversión? 

Conclusión

Lince ibérico (Lynx pardinus)
una especie protegida.
Desde un punto de vista natural e inmediato, hay actividades de caza que son negativas y hay otras que no lo son. Es imposible, desde el punto de vista científico, dar una visión negra o blanca del asunto. Todo depende de los factores en cada caso particular. Hay especies que nunca deberían ser cazadas, y que cazarlas es rotundamente negativo para el ecosistema; cazar lince, que es un superpredador, nunca dará nada productivo. Pero hay otras especies que deberían ser eliminadas sin miramientos: por ejemplo el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), que se ha cargado la mayor parte de los ecosistemas lacustres y limnícolas de la península, una especie exótica, invasora, y que no aporta nada más que destrucción al ecosistema en el que se instala. Hay especies que puede ser positivo o negativo según la época del año —como pasa con la liebre (Lepus europaeus)—, o según la situación en la que se encuentre su población —como pasa en ocasiones con el corzo (Capreolus capreolus)—; hay años que puede que se reproduzca de forma desmesurada y sea necesario un control de población, y puede haber años que no haya casi reproducción y sea necesaria su protección.

Liebre común (Lepus europaeus), una
típica especie cinegética de zonas donde
debería haber lince y no lo hay.
Y lo mismo que pasa con las especies, pasa con los ecosistemas. Hay ecosistemas en que el control cinegético es completamente necesario, a corto plazo, para evitar un desastre natural que acabaría destruyendo el mismo; y hay otros que es mejor no tocarlos porque están muy bien como están. Todo depende de las circunstancias que se den en cada caso particular, y para conocer esas circunstancias es necesario realizar prospecciones y estudios científicos frecuentes. Y siempre con la perspectiva de que, en el futuro, deje de ser necesario.

Claro que las cosas se pueden hacer bien y se pueden hacer mal. Y consta que muchas veces, la gente que debería promulgar que las cosas se hagan bien son los que luego lo hacen mal. Cuando los legisladores legislan sobre temas científicos sin tener de por medio una base científica, las cosas no suelen salir bien. Pero ese es un tema transversal, del que a lo mejor hablo otro día.

Pero de ninguna forma se puede prohibir la caza de forma absoluta, lamentablemente, pues si así se hiciera, muchos ecosistemas terminarían extinguidos, y eso es un hecho empírico. Al menos, en el momento en que escribo estas palabras. Ojalá llegue un día en que el control cinegético deje de ser necesario.

En general, nada es blanco ni negro. Generalmente hay una escala de grises. Y en el aspecto de la caza, desde un punto de vista ecológico (ecológico de ecología, la ciencia; no de ecologismo, la ideología) hay muchísimas cosas a tener en cuenta:
  • La especie
  • El estado poblacional en el que se encuentra
  • La época del año
  • Las relaciones que tiene con el resto de especies
  • El estado poblacional de las especies con las que se relaciona
  • El estado actual del ecosistema
  • El estado ideal del ecosistema
  • Las causas que han llevado al ecosistema a estar como está
  • etc.
A ver cuántos cazadores tienen en cuenta todas esas cosas.

6 contribuciones:

Anónimo dijo...

https://ciberiaen.wordpress.com/mas-alla/respuestas-veganas/

Vary Ingweion dijo...

Hola, Disidencia, muchas gracias por tu extenso comentario y por tan elaborada argumentac... Oh, espera...

¿Qué es eso? ¿Spam?

Vamos a ver. Las creencias irracionales es como el pene. Está muy bien que cada uno tenga las suyas, y está muy bien estar orgulloso de ellas, pero no está bien intentar metérselo a los demás.

No me parece bien ese mensaje que, cito textualmente, me dice "hazte veran@" (sic.).

Homo sapiens es un omnívoro forzoso, no facultativo. Hay nutrientes que son esenciales para nosotros, y que solo podemos obtener a partir de alimentos de origen animal. Si tú quieres, por ideología irracional, tener graves deficiencias alimentarias, es tu responsabilidad, pero no intentes convencerme para que yo tenga las mismas deficiencias.

Como he dicho en el texto, «Las proteínas obtenidas de la carne nos permitieron ser más grandes, más fuertes, y alimentaron a nuestro cerebro para convertirlo en la máquina de pensar que tenemos ahora mismo».

Si tienes algo que comentar, agradecería que fuera con una base científica. Y también estaría bien que tuviera que ver con el tema del artículo.

Un saludo.

Imaginario dijo...

Buen artículo Vary

Yo AMO, ADORO a todos los animales, pero ni un extremo ni otro.
Indudablemente tenemos la obligación de respetar y proteger nuestro entorno, cosa que hacemos fatal en la practica, pero prohibir la caza de forma absoluta sería un error obvio.

Un tema a estudiar serian los permisos que se están dando para controlar la población de animales africanos, como por ejemplo el ¡rinoceronte negro!. Si has leído bien, un animal en peligro de extinción pero que dan permisos para "controlar" la población.

Traducido: $$$$$$$$$$$

Un saludo

PD: sigo vivo ;-)

Vary Ingweion dijo...

¡Imaginario! Cuánto tiempo. Me alegro de que sigas por aquí.

Tienes razón. En ocasiones, las leyes no se hacen con cabeza, sino con avaricia. Como he dicho yo mismo en el texto, «Cuando los legisladores legislan sobre temas científicos sin tener de por medio una base científica, las cosas no suelen salir bien»...

Bienvenido de nuevo, espero volveré a verte por aquí.

Itizhor dijo...

Hombre, me gustaría pensar que cuando se habla de erradicar la caza, se habla de erradicar aquella con fines deportivos/de entretenimiento, y no aquella necesaria por motivos ecológicos.

En primer lugar, decir que no me parece adecuado referirte a estas corrientes de pensamiento como "creencias irracionales". Puesto que es una consideración ética y, como cualquier otra de su misma índole, es subjetiva, tacharla de "irracional" me parece absurdo.

Una vez más (mejor, para continuar el tema, contéstame en el mensaje a la otra entrada en la que hablamos de esto mismo), muestro mi discordancia contigo en este asunto. "Homo sapiens es un omnívoro forzoso, no facultativo". En esto no estoy de acuerdo para las versiones menos estrictas (tomando por "muy estricto", por ejemplo, el crudivorismo; ¿establecezco la frontera en el veganismo?). "Hay nutrientes que son esenciales para nosotros, y que solo podemos obtener a partir de alimentos de origen animal". Me remito a lo dicho en la otra entrada, ahí está lo que tenga que estar. "Graves deficiencias alimentarias". Te digo que como ovolactovegetariano y conocido de veganos, no soy consciente de ninguna de esas supuestas graves deficiencias. Todo lo contrario. La gente (obviamente, por motivos personales, morales... llámalo placebo si gustas) afirma sentirse mejor, pues es lo que se encuentra acorde con sus creencias éticas (y, por otra parte, esto es del todo comprensible).

Efectivamente, es innegable (ciñéndonos paradójicamente a la no irrefutabilidad de la ciencia) que desarrollamos esta maquinita de aquí arriba gracias a la carne obtenida una vez comenzamos a carroñear y, más tarde, cazar como depredadores activos (si no me equivoco). Pero ¿por qué fue así? Como es obvio, porque esta carne nos aportaba proteínas en cantidad y calidad. Sin embargo, no considero (creo que ni yo, ni nadie) que esas condiciones fuesen iguales a las actuales (siempre en el mundo desarrollado, factor muy relevante a tener en cuenta), teniendo en cuenta nuestra capacidad para conseguir dichos nutrientes de otras fuentes. También me gustaría abrir el tema (siempre para la otra entrada) de la carne ¿creada?, ¿generada? en laboratorio a partir de células animales.

Como siempre,

¡Saludos!

Vary Ingweion dijo...

Irracional es cualquier cosa que no se sustenta sobre la realidad científica. No importa que sea ideológico o religioso. Si no tiene un fundamento científico, racional, lo tacharé de irracional.


Por otro lado, ya te he contestado allí. Pero a modo de resumen muy breve, te pondré un ejemplo de un nutriente que no aparece en la dieta vegana: la vitamina B12. En todos los sitios consultados recomiendan su consumo como suplemento o bien mediante alimentos enriquecidos, que son los alimentos normales a los que se les ha añadido esta vitamina, que es de origen animal.

El tema de la carne creada en laboratorio, tal vez sea un punto de partida muy interesante. Me parece un recurso muy interesante a tener en cuenta, aunque se de mucha gente que seguiría estando en contra de ello.

Yo consumo carne, y no solo por el placer que me genera comerlo (factor, el psicológico, que nunca se tiene en cuenta pero me consta que para algunas personas puede ser importante), sino porque metabólicamente necesito comer carne. Por motivos médicos, yo nunca podría ser vegano. Pero ese es otro tema que si quieres hablamos por privado.

Y por último, te diré lo de siempre. Yo no voy a decir a nadie lo que tiene que pensar, creer o hacer. Cada cual es libre de hacer lo que considere adecuado. Lo que no me gusta es que se proclamen cosas que pueden ser peligrosas o arriesgadas, sobre todo en determinados sectores de población. Igual que no me gusta que se generen alarmas injustificadas sobre ciertos tipos de tecnologías como la telefonía móvil, o que no me gusta que se publiciten públicamente supuestos remedios que no funcionan, como la homeopatía.

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