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miércoles, 8 de abril de 2015

El ser humano sigue evolucionando (3. la hipoxia de altura)

Continuación de la segunda parte.
Ya se habló de esto en el artículo de julio de 2010 «Homo sapiens también evoluciona».

Hay dos aspectos de la pigmentación que podemos tomar aquí en cuenta: la pigmentación de la piel y la de los ojos. Podríamos también hablar de la pigmentación del cabello, pero las conclusiones vienen siendo similares.

La pigmentación de la piel

Hasta hace unos 20 000 años, no hubo ningun tipo de diferenciación significativa en el color de la piel de los seres humanos. Fue por esa época que alguna persona sufriera una mutación que le haría tener una menor carga de melanina en las células de la piel.

La mutación no sucedió de forma dirigida. Es algo que de vez en cuando sucede, que alguien nace con menos melanina de la que debería.
Caso real de niño nacido con menor
 carga de melanina —sin ser albino—.
Nótese que conserva el resto de caracteres
propios de su etnia, como la forma de la
nariz o de los labios; caracteres que
son independientes a nivel genético.

No sabemos —o al menos yo no lo sé, ni he encontrado información al respecto— cuál es la tasa de mutación ni cuál es su intensidad, al menos de momento. Lo que sí que sabemos es que, en este caso concreto, el efecto de la selección natural es muy fuerte. 

Mientras que en zonas fuertemente insoladas, una mutación de ese tipo supondría una enorme desventaja —ya que generaría graves problemas por efecto de la fuerte radiación solar; al fin y al cabo la melanina actúa como filtro protector, y la radiación solar intensa es causante de mutaciones somáticas que pueden resultar muy peligrosas, especialmente si no hay medicina—, en las altas latitudes tener una piel más clara supone una ventaja también muy importante.

¿Que por qué?

Por la vitamina D.

La vitamina D solo puede sintetizarse con la acción de la radiación ultravioleta del sol. 

Si tu piel tiene un filtro natural llamado melanina, pero la intensidad solar es muy elevada, hay una parte de la radiación UV que llega a atravesar la barrera, y puede emplearse para la síntesis de tan importante producto, cuyo defecto puede provocar graves problemas a nivel óseo.

Mapa de distribución de población en función de la
intensidad de color de la piel.
Sin embargo, si tu piel tiene susodicho filtro y la intensidad de luz es insuficiente, como sucede en altas latitudes, tu organismo no sintetiza suficiente vitamina D. Esto hace a los que tienen una piel más clara —y por tanto, más permeable a la radiación UV— que dispongan de una gran ventaja evolutiva en lugares donde la radiación solar es de baja intensidad.

En resumen. En zonas de elevada insolación, la piel más oscura se convierte en una ventaja, y la piel clara en un grave problema. Pero en zonas de baja radiación solar, la piel clara es la apta, y la oscura una desventaja. Es un ejemplo muy claro de la enorme influencia del ambiente sobre el resultado evolutivo.

La pigmentación del iris

La historia de los ojos azules es un gran ejemplo de cómo un carácter puntual puede llegar a diseminarse por una población. Hace 10 000 años, el 100% de la población humana tenía los ojos marrones. Fue hace unas 400 generaciones aproximadamente, cuando un gen, OCA2, mutó y produjo una gran reducción en la producción de melanina de las células del iris.



Si bien en este caso, su presencia puede suponer una gran desventaja en las zonas fuertemente insoladas —por los mismos motivos expuestos respecto a la piel—, no encontramos ninguna ventaja clara para que esta mutación sea beneficiosa a nivel ambiental en zonas de baja insolación.

Lo que nos abre a dos posibles hipótesis.

1. La evolución por selección neutral. En el caso de que esta mutación no suponga ninguna ventaja ni desventaja, una posibilidad es que se haya diversificado por la población por efecto de la mera deriva genética. Es decir, que aunque no ha habido una presión selectiva clara sobre este carácter, el propio azar ha hecho que los portadores del carácter hayan tenido más éxito reproductivo, y el carácter se haya generalizado por mera casualidad.

2. La otra opción es la del atractivo sexual. No solo el medio ambiente tiene la capacidad de seleccionar; hay otra forma de selección que no es tan dependiente del ambiente como lo es del sexo opuesto. Darwin ya lo demostró empleando como ejemplo las colas de los pavos reales; el atractivo sexual puede ser un factor de presión selectiva muy fuerte. Si aquellos que tienen los ojos azules tienen mayor atractivo sexual, inmediatamente tendrán un mayor éxito reproductivo, y eso llevará ineludiblemente a una generalización del carácter. Al fin y al cabo, los ojos son una de las primeras cosas en las que nos fijamos cuando buscamos una pareja sexual.

¿Mi opinión al respecto? Probablemente ambas hipótesis tengan algo de razón, y el motivo por el cual en algunas poblaciones humanas el carácter de ojos azules esté generalizado sea en parte por su atractivo sexual, y en parte por la deriva genética.

Continúa en la cuarta parte.

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