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jueves, 30 de enero de 2014

Delfines de río

Cuando a alguien se le mencionan delfines, lo primero que habitualmente viene a las cabezas es ese gracioso y amigable animal gris azulado, más clarito por la panza, que da alegres saltos de admirable precisión entrando por aros y que demuestran tener una gran inteligencia.

Hay muchas cosas que se podrían decir acerca de los delfines —familia Delphinidae— que engloban desde los negros calderones hasta las enormes orcas. Son animales marinos que utilizan los sonidos, la danza y el salto para comunicarse, orientarse y alcanzar sus presas; además tienen la capacidad de ecolocalizar a sus presas, lo que es muy útil para encontrar la comida a largas distancias e incluso en ausencia de luz.

Inia geoffrensis (Wikipedia)
Pero hoy no es de esta familia de odontocetos, de la que quería hablar. Hay "otros delfines", una familia que recibe el nombre común de delfín, y que no son los Delfínidos. Esa superfamilia que recibe el gracioso nombre científico de Platanistoidea.

Los Platanistoideos presentan dos familias, Iriidae y Platanistidae
que son vulgarmente llamadas delfines de río, en oposición a los delfines oceánicos antes mencionados; y se denominan así, por supuesto, por el lugar en el que viven: grandes ríos y estuarios. Tienen el hocico más largo y fino que sus primos Delfínidos, y otra diferencia sustancial respecto a estos es que los delfines de río tienen el cuello móvil, mientras que los oceánicos presentan las vértebras cervicales fusionadas.

Filogenia de los principales grupos de
cetáceos, con especial atención a los
detalles de la familia Iniidae (PLoS ONE)
No obstante, esta clasificación clásica no es del todo correcta; si trazamos un cladograma basado en la filogenia, nos percatamos de que en realidad el grupo Platanistoideos, si excluimos a los Monodontidae (belugas y narvales), Phocoenidae (marsopas) y Delphinidae, es parafilético (del mismo modo que si excluyéramos a las aves de los reptiles). El árbol filogenético correcto de estos grupos nos muestra que en primer lugar se separaron los Platanistidae durante el Oligoceno, y posteriormente, del otro grupo, durante el Mioceno, se separaron los Iniidae del resto de familias.

Vamos a centrarnos en la familia Iniidae.

Hasta hace poco, las especies conocidas de Iníidos eran cuatro, agrupadas en tres géneros. Hoy en día una de ellas está considerada funcionalmente extinta.
  • Inia geoffrensis
  • Inia boliviensis
  • Lipotes vexillifer 
  • Pontoporia blainvillei 
Esta familia taxonómicas y las cuatro especies que la conforman se encuentran, sin excepción, en un grave riesgo de extinción, principalmente a causa de la pérdida de su hábitat, la caza, y que tienen unas poblaciones de baja abundancia. Algunas de estas especies son prácticamente ciegas, valiéndose únicamente de su ecolocalización, la cual no es muy útil para evitar redes y otros objetos potencialmente peligrosos, siendo los daños accidentales, causa frecuente de muerte.

Concretamente una de estas especies, como ya hemos dicho, Lipotes verxillifer, habitante del río Yangtsé, se encuentra actualmente catalogada en un estado de conservación "funcionalmente extinto". Tras el fallecimiento de los últimos ejemplares que se encontraban en cautividad, el Libro Guiness de los Récords la nombró como la especie de cetáceo en mayor peligro del mundo; Los censos poblacionales no han hecho otra cosa que descender; de 300 individuos censados en 1986 se pasaron a 200 en 1990, 23 en 1997 y tan solo 7 ejemplares encontrados en 1998. el último avistamiento de un individuo salvaje fue en septiembre del año 2004.

El motivo por el que actualmente esté catalogada como funcionalmente extinta, es porque en las últimas prospecciones realizadas tanto por búsqueda visual como sonora, no ha aparecido ni un solo ejemplar, y además, porque de quedar algún ejemplar vivo que no haya sido encontrado, la población es insuficiente para la propagación de la especie.

Mapa de distribución de las especies
del género Inia. (PLoS ONE)
Pero ahora, últimas investigaciones nos indican que no son las únicas especies. Hay una especie más, que no conocíamos, pero que lleva ahí más de dos millones de años.

Me llegó a partir de un tweet.

Javicarpentier
Muy buena noticia!! http://t.co/XGFgHP88ro @CuriosaBiologia
25/01/14 14:33

Tal cual comenta la noticia, y el artículo científico original, en el río Araguaia, afluente del Tocantins —y no del Amazonas—, hay otra especie del género Inia, que ha recibido el nombre de Inia araguaiaensis.
Análisis de componentes de los datos de
 microsatélites de las especies
estudiadas. (PLoS ONE)

Los análisis genéticos demuestran que se trata de una especie diferente antes desconocida, que procede evolutivamente de una población de delfines del Amazonas, que quedó aislada en el Araguaia cuando éste se cerró en el Pleistoceno, hace unos dos millones de años, en un proceso de especiación parapátrida, del mismo modo que ocurrió con Inia boliviensis. hace 2,8 millones de años por la aparición de los raudales de Teotonio

La noticia y las imágenes (que incluyen las cuatro imágenes pertenecientes al estudio que he colocado) se encuentran bajo una licencia Creative Commons. Fue enviada por los autores en septiembre de 2012, pero no ha sido publicada hasta el 22 de enero de este año 2014, en la revista PLoS ONE.

Bibliografía:
Hrbek T, da Silva VMF, Dutra N, Gravena W, Martin AR, et al. (2014) A New Species of River Dolphin from Brazil or: How Little Do We Know Our Biodiversity. PLoS ONE 9(1): e83623. doi:10.1371/journal.pone.0083623.

2 contribuciones:

JJB_Dev dijo...

Excelente. No se si sueles visitar ese tipo de sitios aunque sea por echar unas risas. Pero cada vez que aparece una nueva especie los que se hacen llamar criptozoologos comienzan a tener delirios sobre como aún falta mucho por descubrir y el bit foot o lo que sea está a la vuelta de la esquina.
Por cierto, me pregunto si has escrito alguna vez sobre la posibilidad de que pueda existir nessie o el yeti. Cuesta creer que en un lago pueda existir un bicho estilo plesiosauro que no se ha extinto en todo este tiempo pero al mismo tiempo tiene una población tan pequeña que no lo han podido descubrir.

Vary Ingweion dijo...

Hola, Ichi, y bienvenido.

No suelo visitar sitios de criptozooologos, porque su "campo de estudio" carece completamente de sentido alguno. Los criptozoólogos estudian criaturas cuya existencia no está demostrada, y eso les da pie a mantener el mismo grado de certeza para cualquier cripto-criatura.

Si se descubre una nueva especie, siempre saltan algunos crioptozoólogos diciendo "eso ya lo decía yo", e intentan atribuirse el mérito. Sin embargo, el criptozoólogo no tiene mérito alguno, pues no utilizan el método científico, y sus afirmaciones están fundamentadas en superstición, leyendas y testimonios, y nunca en la evidencia empírica. Además, las descripciones criptozoológicas son siempre vagas y difusas, haciendo que casi cualquier criatura pueda encajar en la descripción de un cripto-bicho en cuestión. Cualquier aproximación a la realidad que realice un criptozoólogo se basa en esa escasa precisión de sus descripciones, en hipótesis ad hoc, y en la mera casualidad.

Nunca he tratado el tema de los criptozoos pero podría hacerlo algún día, me reservo la idea. Sobre la existencia de un plesiosaurio en el Ness, es prácticamente imposible. En primer lugar, los Plesiosaurios eran criaturas marinas; no sabemos si podían entrar en aguas continentales o no; es posible que pudieran; sin embargo, su gran tamaño les obligaría a quedarse en zonas de ríos de gran caudal. El lago Ness podría mantener a una población, sin embargo, no podrían haber llegado hasta allí.

En segundo lugar, el lago Ness es muy reciente. Su formación es muy moderna, y durante las glaciaciones ha permanecido completamente congelado. Ninguna especie de reptil de gran tamaño podría haber soportado ese clima glaciar, por tanto, para que ese animal estuviera en el lago, debería haber entrado una población hace unos pocos miles de años; sin embargo, los plesiosaurios, hasta donde sabemos, se extinguieron en el cretáceo.

En tercer lugar, incluso aunque esos animales hubieran entrado, lo que ahí habría sería una población lo suficientemente grande como para que se pudiera mantener en el tiempo. Al menos unas decenas de ejemplares. Esa población sería fácil de detectar visualmente (son animales grandes que necesitan subir a respirar) y además serían criaturas que dejarían un fuerte impacto ecológico en las poblaciones de peces y otros animales, pues los plesiosaurios eran depredadores. Incluso aunque no pudiéramos verlos, el ecosistema debería estar adaptado a la presencia de esos gigantes, y no lo está.

Por supuesto, finalmente, si lo que hubiera fuera un solo ejemplar, seria completamente absurdo, pues una especie no puede mantenerse con tan solo un individuo, a no ser que sea partenogenético, en cuyo caso, poco tiempo pasaría hasta que hubiera más.

En general, el mito de Nessie no se sostiene por ninguna parte.

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