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sábado, 30 de marzo de 2013

Buscándole tres pies al 'ala antigua'


Vagando y divagando por webs creatas, he terminado —casi catapultado— en una curiosa web que me ha llamado mucho la atención.
El título del blog —porque es un blog— es «batallón pro-ciencia», y en contra de lo que pueda parecer, es un bastión creata de los de aúpa. Mientras comencé la lectura, lo primero que vi es que está un poco atrasado en sus entradas. Tal vez se han cansado… aunque no puedo ser capaz de dilucidar con los pocos datos de que dispongo, si se trata de un blog extinto o simplemente está dormido.

Lo que sí está claro es que hizo erupción hace no mucho, con una joyita creata de las clásicas. Aquí podemos ver una de sus entradas más recientes, que vuelve a masticar una vez más el que ya podría ser llamado "Caso Archaeopteryx".

Comienza dando una introducción —inexacta en muchos puntos, errónea en algún otro… pero con la que no me voy a meter— para después exponer el caso a fondo.

Si el lector de ese blog hubiera leído alguna vez Curiosa Biología, y en concreto, aquella primera entrada con la que se estrenó, tal vez no habría cometido tantas estupideces.
— ¿Es un reptil o un ave?
— ¿Es que acaso son excluyentes?

Vamos a ver…
«Los darwinistas nos dicen que el primer ave que tengamos constancia que existió (Archaeopteryx) no era una verdadera ave porque tenía dientes, por lo que era más un reptil que un ave.»
Esta es fácil. Ya lo dije en aquella primera entrada:
«Demostrar que [Archaeopteryx] es un ave (que es lo que viene demostrando desde el principio) no demuestra que no sea un reptil, ya que una cosa no excluye la otra.(1
...
«También nos dicen que cuando descubren un pollo mutante que producen estructuras parecidas a dientes eso prueba su descendencia reptiliana.»
No. Nadie ha dicho eso. Descubrir un pollo mutante que produce dientes prueba que el animal desciende de un organismo que tuvo dientes. Lo que demuestra es que los antepasados de las aves tenían dientes, lo cual es un apoyo a la teoría. No prueba que sea de descendencia reptiliana. Sin embargo, encontrar los mismos genes en ese pollo y en los cocodrilos sí que demuestra que tengan un antecesor común. No es lo mismo.

Con lo cual…

«Nos están diciendo:1.- El Archaeopteryx no era una verdadera ave, era medio reptil porque tenía dientes2.- Las verdaderas aves (los pollos) descienden de los reptiles porque tienen dientes.¿No es esto un ejemplo de razonamiento circular?»

No. Es un error de planteamiento por tu parte, probablemente por ignorancia.


«Esto es, vemos que la presencia de dientes era una característica de las aves extintas. Nos encontramos con otro caso de pérdida de información genética, algo que ya vimos en este post, que es algo que ocurre a menudo y que no significa evolución, sino todo lo contrario.»

No. Estás olvidando dos cosas. 1. La información genética no se ha perdido: sigue ahí. Solo que está latente. Si se hubiera perdido, a ese pollito no le saldrían esos dientecitos. Y 2. Se ha ganado información genética nueva, ya que aquellas aves con dientes —Hesperornix, Archaeopteryx, etc— no tenían pico, cosa que las aves actuales sí tienen. Incluso así, la pérdida de información genética sí que puede ocurrir en la evolución: si esa información deja de ser útil, y eliminarla supone una mejora para la especie, esa información desaparecerá. Perder información no es contrario a la evolución. 

«Los dientes de los terópodos tenían todos el borde con forma de sierra:»
A continuación, ejemplos de Terópodos con dientes NO aserrados…
  • Archaeopteryx
  • Orthogoniosaurus
  • Oxalaia (link)
  • Microraptor (link)
  • Paronychodon (link)
  • Etc.
Todo lo que viene a continuación parte de una premisa falsa. Así que me lo salto.

De todos modos, que los dientes de ese pollito se parezcan más a los de un caimán que a los de T. rex tiene un motivo mucho más simple. Lo que todos los arcosaurios tienen es un antecesor común que tenía dientes. Estos dientes han cambiado muy poco en los cocodrilos, mientras que sufrieron una enorme variedad en los dinosaurios, especializándose en cada caso. Igual ocurre con las aves —los dientes de Archaeopteryx eran diferentes a los de muchos terópodos, y también eran radicalmente diferentes a los del caimán. El pollito ha sacado dientes parecidos a los del caimán, y no a los de sus primos más cercanos, como Archaeopteryx, los dromeosáuridos o los troodóntidos, porque los dientes que ese pollito ha sacado surgen de aquellos dientes primigenios del arcosaurio, y no de ninguna de las variedades especializadas posteriormente.

… Lo siguiente:
«Que un ave tenga dientes no quiere decir que tenga que venir de los reptiles, ya que no todos los reptiles tienen dientes.»
Obviamente. Como he dicho, que las aves tengan dientes es una característica más. Nosotros, los seres humanos, tenemos dientes y no procedemos de lo que hoy en día conocemos como reptiles. Y obviamente, no todos los reptiles tienen dientes. Pero no todos los mamíferos tienen dientes, y es innegable que aún así, seguimos siendo mamíferos.

Es tan absurdo…

Vamos a sus conclusiones y a las mías:

CONCLUSIÓN
Hemos visto que una prueba que pretendía ser irrefutable para los darwinistas se vuelve en contra de sus tesis en cuanto se analiza.
No. Hemos visto que datos empíricos cogidos desde la ignorancia y tergiversados dan lugar a conclusiones estúpidas en cuanto se analiza.
Quieren hacernos creer que las aves descienden de los terópodos, y nos presentan el experimento de los dientes de los pollos como evidencia.
No. Nadie quiere hacer creer nada. Que las aves SON terópodos es un hecho. No necesita de nadie que se lo crea. El experimento no es más que una prueba más.
Sin embargo esto lo único que hace es airear que los dientes de las aves no se parecen a los de los terópodos, sino a los de otros animales «evolutivamente» (entrecomillado) mucho más lejanos en las fantasías darwinistas.
 Ya hemos visto esto. El pollito ha sacado dientes de arcosaurio primigenio. Archaeopteryx, o cualquier terópodo tenía dientes especializados.
Y sin embargo sí que concuerda con la idea de que las aves son un grupo de animales que entre sus características está la presencia de dientes. En las aves extintas estaban presentes y en las que conocemos hoy en día esa información se ha perdido. Lo que no significa evolución, ya que es una pérdida de información genética, no una ganancia.

Bla bla bla… eso también lo he explicado ya. No le voy a dar más vueltas.
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martes, 26 de marzo de 2013

Refutando las 101 pruebas irrefutables de la Tierra Joven (de 47 a 55)


¡Hace mucho que dejé olvidada esta sección! Pero estos días he estado revisando algunos vídeos y páginas del Ing. John Pendleton —¿recordáis al tío que quería cazar un pterosaurio vivo?— y me he dicho a mi mismo: «¡Oye! ¿Por qué no sigues con esto?»

Pero vamos con la introducción de siempre...

Hace mucho mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, JuanC, el autor del blog Creacionismo especial me dijo en un comentario que hay «101 evidencias científicas de la corta edad de la Tierra; ninguna de las cuales ha podido ser replicada por los evolucionistas», y que encontramos aquí.
De momento ya he conseguido refutar cuarenta y séis de esas pruebas "irrefutables" en posts anteriores (aquí todos ellos). Y hoy pretendo desmontar alguna más.

Antes que nada, y lo digo por entidades rebuznantes como Nicolasito (ya sabréis de quién hablo), dejar una cosa clara. Ahora mismo, en esta serie de artículos, no estoy demostrando que la Tierra sea joven ni vieja. Estoy refutando supuestas evidencias de que la Tierra sea joven. Lo que significa que simplemente me limito a encontrar los errores argumentales, y demostrar que no suponen ninguna prueba empírica real.

Si quisiera demostrar que la Tierra tiene varios miles de millones de años podría hacerlo. Pero este no es el lugar. Tal vez lo haga un día de estos. Lo que intento decir es que si algún creata terrajovista me viene diciendo "tú no estás demostrando que la tierra sea vieja", de antemano le diré que es cierto. Y que presuponer que al negar una evidencia, automáticamente estás demostrando la contraria es una falacia en la que no estoy cayendo.

Vamos allá.

Quiero recordar antes que nada, que las evidencias las separaba en categorías. Lo digo, porque aquí vamos a tener de nuevo un cambio de categoría. Estábamos en evidencias geológicas.


47. El patrón de magnetización en las bandas magnéticas donde el magma brota en las dorsales oceánicas argumenta en contra de la creencia de que las inversiones tardan miles de años e indica una bastante rápida expansión del fondo marino, así como rápidas reversiones magnéticas, en consonancia con una tierra joven.  
A continuación de esta soberana estupidez, incluye un artículo de una revista creacionista que no voy a incluir, porque no tiene ningún sentido aburrir a mis lectores con ello. El patrón de magnetización de las bandas magnéticas en las dorsales oceánicas se polariza según el campo magnético terrestre en ese momento. Desde la aparición de la primera brújula en el siglo IX no hemos sufrido ninguna inversión magnética. Si analizamos la velocidad de crecimiento —a tiempo real— de la dorsal, por ejemplo, atlántica, podemos observar que es de varios centímetros por año. Si bien es cierto que esa velocidad puede variar levemente a lo largo de la historia de la tierra, es físicamente imposible que esa velocidad sea superior a unos metros por año. ¿Por qué? Porque los patrones de inversión que encontramos indican periodos largos de tiempo para expandir pequeñas distancias, y porque una expansión repentina como la que proponen —tanta como para separarse varios miles de kilómetros en pocos miles de años— supondría un desastre que causaría, como mínimo, una extinción masiva.


48. Tasas medidas de crecimiento de estalactitas y estalagmitas en cuevas de piedra caliza son consistentes con una edad de varios miles de años.
Correcto. Varios miles de años desde que la cueva empezó a formarse. Como ya vimos en los casos 15-20, que algo sea de reciente formación no apoya la idea de que la Tierra sea de reciente formación. Yo tengo 27 años, y eso no significa que la Tierra tenga 27 años.
49. La decadencia del campo magnético de la tierra. El decaimiento exponencial es evidente a partir de las mediciones y es consistente con la teoría de la decadencia libre desde su creación, lo que sugiere una edad de la tierra de unos miles de años.
El campo magnético es de intensidad variable. Hay momentos en la vida del planeta en que ha aumentado su intensidad, y momentos en que ésta ha disminuido. Ahora mismo, efectivamente, está disminuyendo. Pero eso no significa que sea un decaimiento constante, como lo sería el decaimiento de un isótopo radiactivo. De modo que, al no resultar una constante, no puedes tomarlo como dato de edad.
50. El exceso de flujo de calor de la tierra es consistente con una edad joven en lugar de miles de millones de años, incluso teniendo en cuenta el calor de la desintegración radiactiva.
Seguimos con revistas absurdas que carecen de validez. El flujo de calor que emite la Tierra procede de dos fuentes: El núcleo —que está generando calor por fricción, ya que está en sobrerrotación respecto a la Tierra, como un enorme motor— y el Sol, por reflexión. ¿Dónde es consistente con una edad joven? Me he leído el artículo de marras, y la respuesta, damas y caballeros, es en ningún sitio. Hace cálculos erráticos y desacertados y los compara con la Luna, cuyo núcleo no se está moviendo. Y toma como fuente de calor principal la desintegración radiactiva.

La datación radiométrica y la edad de la tierra 
51.El carbono-14 en el carbón sugiere edades de miles de años y que contradicen claramente las edades de millones de años. 
52. El carbono-14 en el aceite sugiere una vez más las edades de miles, no millones, de años. 
53. El carbono-14 en la madera fósil también indica las edades de miles, no millones, de años. 
54. El carbono-14 en diamantes sugiere edades de miles, no, miles de millones de años.
El Carbono-14 del carbón procede de la producción de neutrones por parte de la desintegración de isótopos de Uranio —presente en el carbón— que reacciona por sustitución de neutrón por protón en núcleos de Nitrógeno —siempre presente en dicho carbón— generando el famoso Carbono-14. De ahí que nos aparezcan ratios aparentemente jóvenes de Carbono-14 en carbón de varios cientos de millones de años de antigüedad. Ídem para los demás casos. Es más, el Carbono-14 de los diamantes no puede tener una procedencia atmosférica —y recordemos que este isótopo se forma por acción directa del sol en la atmósfera— por lo que resulta absurdo tenerlo en cuenta. No obstante, son un poco más listos en estos puntos y se cuidan de indicar que tengamos «en cuenta que los intentos de explicar el carbono-14 en diamantes, carbón, etc, como por neutrones procedentes de la descomposición del uranio conversión de nitrógeno a C-14 no funcionan. » Pero no nos explican por qué motivo no funcionan. Nos llevan a un artículo —de nuevo creata— que, por supuesto, afirma mucho sin demostrar nada. Algo que sabemos muy habitual en los creatas y los terrajovianos.
55. Fechas de radioisótopos incongruentes con la misma técnica argumentan en contra de confiar en los métodos de datación que dan millones de años.
¿Ah, sí? ¿Puedes decirme dónde hay fechas incongruentes? ¿Puedes citar casos en los que se haya realizado todo de forma correcta y los datos sean incongruentes? Si citáis casos que se han demostrado como error, no vale.  Esa es otra cosa típica de creatas y terrajovianos. Afirmo que hay una cosa que desmontaría tu afirmación, pero no te la enseño. Esto no es una evidencia.

Ya me he pasado de la mitad de las afirmaciones que tanto iban a demostrar y que tan difíciles iban a ser de refutar. De momento, he refutado 55. Y ninguna de ellas me ha supuesto un problema de gran magnitud.

Supongo que ahora mi querido amigo Nicolás Gonella (el de los Gonella de toda la vida) vendrá agitando los brazos y diciendo más tonterías sobre que no he desmontado nada, y esas cosas. Él verá.

Índice de las pruebas irrefutables de la Tierra Joven.
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jueves, 14 de marzo de 2013

Cota de malla de plata (y IV)

Continuación y final de «Cota de malla de plata (III)»



«Tu cuerpo se vuelve extremadamente sensible y notas las ondas que desprende cualquier cosa que lleve un enchufe»

Esta afirmación, para terminar con el aspecto crítico, es la más fácil de desmontar de todas. Y la verdad es que me encantaría realizar el experimento con las personas que afirman esto.

El experimento que se me ocurre es muy sencillo. Se mete a la persona en el interior de una habitación forrada en plomo con un enchufe, y un router wifi —para ponérselo más fácil, pues no solo es una cosa que lleva enchufe, sino que también es algo que emite ondas de esas tan malas—. Y desde fuera el cable que lleva a ese enchufe se asocia a un interruptor. De este modo, el router wifi que está enchufado dentro de la habitación de plomo se encenderá o apagará en función del estado del interruptor, que se controla desde fuera. Al ser una habitación de plomo, no existirán ondas electromagnéticas que interfieran el experimento —estamos en una jaula de Faraday— de modo que lo único que emitirá ondas electromagnéticas en el interior será el cableado, la circuitería del wifi, y las emisiones de radio del propio router.

El router, para evitar que se vean sus luces, se introduce dentro de una caja de cartón opaca. Esto no va a frenar las ondas. Dado que actualmente son silenciosos, tampoco habrá opción de adivinar si está encendido o apagado por el sonido.

Ahora pasamos a hacer la prueba. Cada 20 segundos se le preguntará a la persona si está el wifi encendido o apagado, y ésta tendrá 10 segundos para contestar. Desde fuera, y desde el momento de empezar la pregunta, se anotará si el interruptor está encendido o apagado, y se mantendrá en este estado hasta que la pregunta sea respondida. De este modo, se harán 20 ciclos de pregunta-respuesta, en cada uno de los cuales el router puede estar "on" u "off".

Luego, el asunto es contar el número de veces que ha acertado. Si realmente la persona es capaz de notar las ondas electromagnéticas «de cualquier cosa que lleve un enchufe», entonces no cabe duda de que acertaría todas las veces… podríamos darle un margen de error de, cuánto, ¿un 10%?. Sin embargo, si acierta aproximadamente un 50% de las veces, y otro tanto las falla, podemos deducir que ha respondido al azar, y que por tanto carece de la capacidad que menciona.

De todos modos, no se conoce ningún órgano capaz de detectar estas ondas electromagnéticas en el ser humano —al contrario que en otras especies animales—, de modo que sin hacer el estudio, podemos deducir con una probabilidad muy alta de acierto, cuál sería el resultado.

Una cosa más

Logotipo y encabezado del sitio "Escuela sin wifi"
Muchas voces se alzan contra la tecnología de lo inalámbrico. Colectivos anti-antenas que rechazan la colocación de las mismas —y me pregunto cuántos de ellos habrán tirado su teléfono móvil al punto-limpio—, gente que rechaza la existencia de wifi en las escuelas —entre los cuales, me pregunto cuántos de ellos se comunicarán mediante el WhatsApp o el correo electrónico—, o personas que deciden vivir en casas con las paredes forradas de papel albal, y van por la calle con una túnica de cota de malla de plata, para formar una jaula de Faraday… sin conocer el fundamento completo de dicha jaula, que debe cubrir completamente al sujeto. ¿Qué pasa con las mangas de la túnica? ¿Y con el bajo de la misma, abierta a los pies?

Llevando una jaula de Faraday
aunque de forma poco efectiva.
Fuente: ABC
Y supongo que todas esas personas no usarán bluetooth ni dispositivos infrarrojos, no usarán el mando a distancia, de hecho, no verán la televisión ni escucharán la radio. No tendrán ordenadores, neveras, tostadoras, ni demás aparatos que funcionen con electricidad —pues la mera conducción eléctrica genera un campo electromagnético—. ¿Verdad? ¿Por qué motivo las alarmas han despertado ahora y no con la aparición de la radio en tiempos de Tesla?

Pero todas esas personas están olvidando una cosa muy importante. Y es la fuente de radiación más importante: el sol. El sol nos baña constantemente con todo tipo de radiaciones. Recibimos, aunque algo atenuadas por efecto del ozono, radiaciones de tipo ultravioleta. Recibimos grandes dosis de radiación visible, infrarroja, microondas y ondas de radio del astro rey. Llevamos recibiéndolas desde que nacimos como especie, y el planeta las lleva recibiendo desde que nació como planeta. El sol lleva cinco mil millones de años emitiendo radiación, y lo que le queda. También recibimos radiación de fondo. Si estas personas que van con su cota de malla de plata, viajan al fondo de un valle perdido donde no hay cobertura móvil, donde no se recibe ninguna emisora de radio, donde no llega ninguna red wifi y donde el cable de alta tensión más cercano esté a varios kilómetros… ¿sigue con su cota de malla de plata? Debería, ya que seguirá recibiendo cantidades importantes de radiaciones electromagnéticas procedentes del sol.

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lunes, 11 de marzo de 2013

Cota de malla de plata (III)

Continuación de «Cota de malla de plata (II)»


¿Puede una onda de teléfono móvil alterar un sistema biológico?

No. No puede. Las ondas de los móviles no. Por todo lo antes explicado. No tiene suficiente energía para alterarlo. Esto incluso cerca de las antenas de radio y telefonía, que utilizan intensidades relativamente elevadas. Si hablamos de la bajísima intensidad emitida por un terminal móvil, wifi o un receptor de radio doméstico, es aún más evidente.

No obstante lo evidente, se han llevado también estudios, dada la alarma social que suscita. Si eliminamos los estudios parciales como los que podemos encontrar aquí —que con un rápido vistazo a su metodología y al tratamiento de los resultados, podemos observar que caen en hipótesis ad-hoc, que no utilizan doble ciego, que no presentan validez estadística, que no son estudios replicables y/o que no admiten contraste ni revisiones por pares— y nos ponemos a buscar estudios científicos serios, en doble ciego, replicados, contrastados y revisados por pares, rápidamente encontramos que no hay. No hay ni un solo artículo científico con revisiones por pares que demuestre una correlación entre las ondas de baja frecuencia y los síntomas mencionados. 


Es más, en los pocos casos en que se ha llevado a cabo un estudio —innecesario, de todos modos, dado lo antes explicado—, en todos los casos se atribuye un efecto nocebo, o lo que es lo mismo, que si la persona cree que le hace daño, entonces sufre los síntomas.

En resumen. Es como el "pues a mi me funciona" de la homeopatía, pero en su versión negativa. En este caso estamos ante un "pues a mi me hace daño".

Pero la OMS dijo…

Quietos. Lo que dijo la OMS ha sido gravemente tergiversado por los medios, como es relativamente habitual. Lo que la OMS dijo en aquella nota, citada por El Pais, fue, en resumen:

Nota 193 de junio de 2011:
«Hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud. (…) Hasta la fecha, esos estudios parecen indicar que no hay pruebas fehacientes de que la exposición a campos de radiofrecuencia de nivel inferior a los que provocan el calentamiento de los tejidos tenga efectos perjudiciales para la salud. Además, tampoco se ha conseguido probar que exista una relación causal entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos síntomas notificados por los propios pacientes»
Podéis leer la nota entera, si gustáis. No llega a afirmar rotundamente que no existan efectos, pero sí que deja claro que no existe evidencia alguna que demuestre que sea así.

Acabará...

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jueves, 7 de marzo de 2013

Cota de malla de plata (II)

Continuación de «Cota de malla de plata (I)»



¿Qué hay de verdad en todo esto?

Primero hay que empezar a definir qué es una onda electromagnética. Es la forma de propagación de la energía a través del espacio. Es decir, es el aspecto que tiene la energía cuando se mueve de un sitio a otro. Esa energía genera vibraciones en los átomos de una molécula, calentándola, y en ocasiones puede generar otros efectos.

Las ondas electromagnéticas viajan siempre a la misma velocidad en función del material que atraviesen, siendo ésta máxima en el vacío. Ésta es la velocidad de la luz. 

Además, estas ondas tienen una longitud. Igual que las ondas de un estanque al tirar una piedra, podemos considerar que las ondas electromagnéticas tienen una cresta y un valle. Consideramos la longitud de onda como la distancia que hay entre una cresta y la siguiente cresta. 

Por otro lado, podemos hablar también de la frecuencia, que es el número de ondas que llegan en una unidad de tiempo. De este modo, como la velocidad es constante, una onda larga tiene una baja frecuencia, mientras que una onda corta presenta alta frecuencia.

Con esa frecuencia podemos hacer un cálculo de la energía que es transmitida. Una onda electromagnética que emite muchos pulsos en poco tiempo —alta frecuencia, baja longitud— tiene la capacidad de transmitir mucha energía, mientras que una onda que transmite muy pocos pulsos en mucho tiempo —baja frecuencia, ondas largas— transmite poca energía.

… Todo esto es muy bonito, pero hablar de tiempos sin establecer, distancias sin establecer, y energías sin establecer, queda demasiado relativo-comparativo. Así que vamos a empezar a estandarizar estos valores.

Y lo más fácil es empezar por lo que podemos ver. Que es la luz. Como todos sabemos, la luz blanca que recibimos del sol, si la pasamos por un prisma, se divide en siete colores —el arco iris—. Esto ocurre porque el prisma nos divide el espectro de la luz en función de las longitudes de onda. Así podemos ver, hablando en longitudes de onda, desde 380 nm (violeta) hasta los 750 nm (rojo).
Espectro electromagnético

Las longitudes de onda que quedan por debajo de los 380 nm son denominadas longitudes ultravioletas —que están en una frecuencia superior al violeta— mientras que las que tienen una longitud de onda superior a 750 nm se las denomina infrarrojas —que tienen una frecuencia menor al rojo—.

Las radiaciones ultravioletas tienen más energía que la luz visible, y tienen la capacidad de alterar las macromoléculas como el ADN, pudiendo causar mutaciones.

Por encima de ellas en frecuencia existen los llamados rayos x, que llevan aún más energía y son también más peligrosos.

Por encima de estos rayos x tenemos los rayos gamma. Éstos últimos, dada su baja longitud de onda, son capaces de penetrar de forma muy eficiente, y pueden alterar la naturaleza de los átomos mismos.

Estas radiaciones que pueden alterar estructuras moleculares y/o atómicas, reciben el nombre de radiaciones ionizantes. La luz, y todas las que van hacia el infrarrojo, por el contrario, son las no-ionizantes.


Hacia el otro lado tenemos la radiación infrarroja. Ésta es emitida principalmente junto con el calor, tiene menos energía que la luz visible, y no es capaz de modificar la naturaleza bioquímica de ningún modo. Esta radiación, y las que siguen en esta dirección, sólo son capaces de generar vibraciones en los átomos y calentarlos, pero no llegan a alterar ni átomos mi moléculas. 

Por debajo de la infrarroja, en lo que se refiere a frecuencia, nos encontramos con las microondas. Éstas son de aún menor energía, y se utilizan eficientemente como método de calentado de alimentos, dada su alta capacidad de penetrar en los tejidos. No generan ningún cambio molecular ni atómico más allá del aporte de calor. De ahí que a las microondas y a las infrarrojas se las incluya en el grupo de ondas de efectos térmicos.

Aún por debajo en frecuencia de estas microondas, aparecen las ondas de radio. Éstas transmiten aún menos energía, y por tanto, el efecto de vibración es aún mucho menor. No son apenas capaces de calentar, la energía que transmiten es insignificante,… y las utilizamos principalmente como medio de transmisión de información.

Un teléfono móvil utiliza simultáneamente dos tipos de ondas. Ondas de radio de muy baja frecuencia, y ondas de radio de muy alta frecuencia, en el límite con las microondas. Éste último tipo de onda es la que debemos tener en el punto de mira, ya que una elevada potencia de esta radiación podría provocar quemaduras y sobrecalentamientos. Según los estudios realizados, una potencia de 4 W puede calentar 1 Kg de materia orgánica 1ºC en 6 minutos. Pero mientras que un horno microondas utiliza estas ondas en una potencia de varios cientos de wattios, el límite de seguridad considerado según la ley para la telefonía móvil es de 0,08 W/Kg. A esa potencia, se tardaría cinco horas en calentar 1 Kg de materia orgánica 1ºC. 

E incluso aunque se tornara peligroso en este aspecto, nos encontraríamos con un diagnóstico muy claro: aquellos efectos que se resuelven por la exposición a altas temperaturas, y no «dolor de cabeza, mareos, cansancio crónico, fallos de memoria, confusión mental,…».

Continuará...

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lunes, 4 de marzo de 2013

Cota de malla de plata (I)

Esa es la prenda principal de la protagonista de la historia. Minerva, la señora que nos presentan en este breve reportaje del noticiario de televisión española del 12 de enero sufre de "hipersensibilidad a campos electromagnéticos", o también llamada "electrosensibilidad". O eso dice ella.
«Dolor de cabeza, mareos, cansancio crónico, fallos de memoria, confusión mental,…»
Electrosensible con su cota de malla
Fuete: RTVE
Todos estos síntomas, que pueden diagnosticarse como procedentes tanto de una tensión muscular inadecuada producida por una mala postura, como de puro estrés, son los que, según la afectada, causa su particular enfermedad, por la cual, por cierto, se le ha concedido una incapacidad.

¿Qué enfermedad?

La electrosensibilidad es definida por sus defensores como:
«una enfermedad que se desarrolla como consecuencia de una sensibilidad especial a la radiación procedente de distintos aparatos y tecnologías tales como los teléfonos móviles, los wifis, las antenas de telefonía móvil, los teléfonos inalámbricos, las torres de alta tensión, los transformadores eléctricos urbanos, etc.»
Hay muchos medios de comunicación que se han estado haciendo eco de este tipo de cosas desde hace ya unos añitos. Los periódicos ha dedicado varios titulares a este tema. Podemos recordar aquel del 13 de junio de 2012, que decía «Alérgicos al wifi: la generación de la enfermedad invisible» donde aparecen varias personas afectadas, e incluso llegan a afirmar que «cuando mis compañeros descargan datos me duele mucho la cabeza», o que «llegas a un estado en que tu cuerpo se vuelve extremadamente sensible y notas las ondas que desprende cualquier cosa que lleve un enchufe». Sin embargo, el mismo día y a la misma hora, el mismo diario publicó otro titular parcialmente contradictorio con el anterior, que decía «Electrosensibilidad: ¿alarma injustificada o problema real?», donde habla con dos supuestos expertos, que curiosamente, uno está a favor de que se considere enfermedad mientras que el otro está en contra.

No solo ese periódico y televisión española han lanzado reportajes sobre los peligros de las redes wifi y las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles. Este otro diario, el día 1 de marzo de 2013 lanzó su noticia titulada «¿Dormir con el móvil en la mesilla de noche? No, no, no.» donde afirman que incluso la OMS «reconoció el año pasado que los teléfonos móviles pueden causar cáncer», y nos remiten a otra noticia anterior del mismo diario, del 1 de junio de 2011 —que no es el año pasado, sino ya hace dos—.

Continuará ...

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